DIARIO DE UN GATO

DÍA 0 – Hace unas horas, escuche que decían “ese” a un humano. Me percate de lo que sucedía y estaba a punto de huir cuando fui tomado por sorpresa. Me colocaron en esta caja de plástico con unas pequeñas ranuras. No puedo seguir escribiendo con tanto movimiento. Continuare después… …El movimiento que me impidió continuar hace rato se debió a que fui colocado dentro de lo que mis captores conocen como “coche”. Las manchas del papel se deben a que me maree un poco, y como acababa de comer… ¡UPS! Mejor sigo escribiendo mañana.

 

DÍA 1 – No sé porque tuve la mala suerte de ser “el elegido” para terminar en esta casa. Yo estaba de lo más contento, jugando con mis hermanos dentro de una caja de vidrio, cuando mis ahora captores se acercaron amenazantes colocando su mano desde el otro lado del cristal para tratar de que yo jugara. Obviamente no lo hice. Ese es uno de los trucos más bajos que existen. En lugar de ello, preferí jugar con “Moisés”, mi hermano menor (le llevo 24 minutos), y mis intentos por ignorar a los humanos y al mismo tiempo ser ignorado por ellos, no rindieron frutos… …En cuanto me liberaron de la caja de plástico, me ofrecieron agua. Rara bebida. No sabe a nada parecido a la leche de me mami, pero calma la sed bastante bien. Es divertido verme reflejado en el bebedero. Y es aún más divertido eliminar esta agua en los lugares más recónditos de este lugar. Mis captores buscan desesperadamente cual es el lugar que elegí ahora. Me encuentro escondido. Hay poca luz aquí. ¿Qué es esto? ¿Calcetines? Tengo ganas de hacer pipí. Creo que este es un buen lugar. ¡Aahhhh, que alivio!

 

DÍA 7 – Ahora se me ha asignado una caja llena de arena. He intentado buscar qué hay debajo de toda esa arena. Mis intentos han fracasado. Por más arena que saco de la caja, no logro hacerlo lo suficientemente rápido como para vaciarla antes de que lleguen mis captores. ¡Para que será la arena? No encuentro ningún regalo dentro. ¿Será para dormir?

 

DÍA 12 – Fui colocado de nuevo en esa caja de plástico, torturado por el movimiento del “coche” y aún cuando rogué, supliqué y grite a mis captores que me sacaran antes de que ocurriera un accidente debido al mareo, no se me permitió salir. El coche se detuvo unos minutos después y fui colocado en una mesa de acero inoxidable. Un sujeto vestido de blanco me dio un arponazo terrible. No se me dio ninguna explicación y minutos después me volvieron a enviar a mi celda (aunque mis captores le llamen casa).

 

DÍA 16 – He encontrado la manera adecuada de vengarme por la inyección que recibí. Esta madrugada le mordí la nariz a uno de mis captores y salí huyendo. Seguramente no supo qué paso. Obviamente me escondí todo el día. Estuvieron llamándome todo el día, pero nunca supieron dónde buscar.

 

DÍA 28 – Hoy fui sorprendido tratando de cavar un túnel en el sofá para poder escapar. Esperare unos cuantos días para intentarlo de nuevo. Esta vez, trataré de romper las cortinas para hacer un espacio lo suficientemente grande para huir.

 

DÍA 43 – Mis captores siguen tratando de tentarme a participar con ellos arrojando diversos objetos. Me molesta que coman jugosos trozos de carne mientras soy forzado a comer unas diminutas cosas secas. Lo único que me mantiene alerta es la esperanza de escapar, y la satisfacción de arruinar la mayor cantidad de mobiliario posible antes de hacerlo. Quizá mañana me coma otras hojas de la planta qué tienen en la sala.

 

DÍA 65 – Mis intentos de intentar acabar con mis captores casi rinde frutos hoy. Traté de enredarme en los pies del “macho humano” mientras bajaba por un vaso de agua a las 2 de la mañana. Tal vez debo intentarlo justo al principio de la escalera, y no a la mitad. En un intento de manifestar mi enfado por la represión a la que soy sometido, vomité sobre la alfombra. Debo esperar a que las cosas se calmen y lo intentaré de nuevo sobre su cama.

 

DÍA 70 – Pasé todo el día dormido, ahorrando mis energías para subirme a su cama y despertarlos con maullidos y mordiscos para que me dieran algo de comer. Fui obligado a salir del cuarto, pero me entretuve buscando algo en la cocina. Juro por mi madre que ese vaso de vidrio estaba roto desde antes de que yo me subiera a la mesa.

 

DÍA 86 – La crueldad de mis captores no tiene límites. Hoy me colocaron un artefacto alrededor del cuello, con una pequeña pieza de metal con algo grabado. Hice todo lo que estaba en mis manos por deshacerme de él, pero fue inútil. Para manifestar mi rebeldía ante tal acto, me metí en el lavabo y comencé a afilarme las uñas con distintas telas que se encontraban ahí. Traté de pasarlo lo mejor posible. Valió la pena.

 

DÍA 94 – Hoy decapite una lagartija y se las llevé a mis captores como una advertencia, sólo para demostrarles de lo que soy capaz de hacer cuando me propongo llenar de miedo sus corazones. Los muy ineptos lo tomaron como un regalo y me premiaron diciéndome lo lindo que era. El plan no salió como yo esperaba. Pasaré al plan “B”, y esta vez será una rata o un pájaro. Algo más grande. Algo que realmente los impresione.

 

DÍA 117 – Al fin me he dado cuenta de lo sádicos que pueden ser. Sin ninguna razón en particular, fui sometido a la tortura húmeda. Como parte de la tortura, incluyeron una sustancia química que sabe bastante mal y que ellos llaman “champú”. No puedo entender a qué mentes perversas y retorcidas se les ocurrió inventar tal líquido. Mi único consuelo es el pedazo de piel que logré arrancar del brazo de uno de mis captores, y que aún tengo atascado en los dientes.

 

DÍA 134 – Hoy, por la tarde, cuando menos me lo esperaba, el temible hombre de blanco llegó a la casa y me torturó de la misma manera en la que lo había hecho en esa mesa de metal, Traté de esconderme en cuanto lo vi, pero uno de mis captores fue más rápido y me levantó enseguida. No pude hacer nada por defenderme. Lo más terrible es que antes de picarme, me fue colocado un pequeño tubo de metal en… (Sé que mi familia se avergonzaría si lo supiera)…en… bueno, ¡por atrás!, ustedes saben. Fue lo más vejatorio y humillante que alguien me ha hecho en la vida. Pero ya me las pagarán...lo juro.

 

DÍA 167 – Hoy hubo una especie de reunión de mis captores con sus semejantes. Fui confinado en el cuarto de servicio sin ninguna explicación, pero alcancé a oír a uno de mis captores comentarle a otro que lo hacían por mi GRAN PODER de causar alergia a los humanos. Debo aprender un poco más acerca de ello para tratar de usarlo para mi beneficio.

 

DÍA 182 – Hoy me di cuenta de que mis compañeros en esta cárcel son unos completos ineptos. El perro es liberado para que huya por lo menos una vez al día, y en lugar de largarse de este manicomio, parece feliz de regresar. Obviamente le falta un tornillo. También estoy seguro de que esa ave verde que habita en ese diminuto cuarto de metal está de su lado y hace de soplón... Ha logrado dominar el difícil lenguaje de mis captores y habla con ellos durante varios minutos. Estoy convencido de que les da informes detallados de cada movimiento que hago. Esa pequeña caja con alambres de metal parece proteger al soplón, pero sé esperar, y es solo cuestión de tiempo para que logre sacarla de ahí.

 

DÍA 196 – Le he encontrado un uso práctico al perro. Cuando me siento muy aburrido, lo despierto de un zarpazo y echo a correr. Es bastante divertido ver ladrar a un perro frustrado desde lo alto de un árbol.

 

DÍA 207 – He encontrado a una hermosa gatita blanca que se acerca casi a diario a mis dominios. La advertí que no se acercara demasiado, pues mis captores podrían hacer apresarla y encerrarla también. Viéndolo bien, no sería tan mala idea. El hecho de estar junto a ella… en fin, trataré de hablar con ella.

 

DÍA 208 – Parece que le caigo simpatico, hoy estuvimos tirados en el patio. La instruí en el difícil arte de molestar al perro, y a cambio me dio un par de consejos para sacar al perico soplón de su guarida de metal. Me gusta estar con ella. Probablemente formemos una hermosa familia. Mañana mismo se lo propondré.

 

DÍA 261 – Estoy muy nervioso, es la primera vez que soy padre, y no logro acostumbrarme a la idea. No sé qué hay que hacer. Por más que pido ayuda a mis captores, parecen no entender. Le he pedido ayuda al perico para que traduzca lo que yo digo ante ellos. Se ha negado debido al mal rato que le hice pasar hace una semana. Mis cuatro hijos nacieron sanos completamente. Aún no entiendo por qué su madre ha decidido mantenerme lo más lejos posible de ella y de mis hijos. ¿Alguna idea?

 

DÍA 281 – Se han llevado a todos mis hijos. Uno a uno los fueron separando de mí y de su madre. Trato de explicarle a mi esposa que haré lo posible por recuperarlos, así que mañana saldré muy temprano para conseguir algunas pistas. Reconocí a un sujeto que estuvo presente en aquella reunión en la que fui encerrado en un cuarto. Van a saber los alcances de mi furia.

 

DÍA 289 – Me he dado por vencido en mi búsqueda. Nadie me ha sabido dar pistas lo suficientemente buenas como para poder dar con el paradero de mis hijos. Le he propuesto a mi esposa intentarlo de nuevo y tener otra nueva familia. No está muy convencida, pero tal vez con el tiempo acceda.

 

DÍA 305 – Por tercera vez me llevaron con el sujeto vestido de blanco. Lo último que recuerdo es que fui colocado de nuevo en esa mesa metálica que me provoca escalofríos. No recuerdo más. Más tarde desperté dentro de la caja de plástico con una malla de metal al frente. Haré un inventario mañana, pues ahora estoy muy cansado, y aún me siento mareado.

 

DÍA 306 – Al hacer un inventario exhaustivo, me di cuenta de que olvidé “algo” con el sujeto de blanco. Antes contaba con dos protuberancias en mi entrepierna, y ahora no puedo sentir que haya nada ahí. ¿Las habré olvidado en algún otro lado?

 

DÍA 341 – He descubierto una página web dedicada a algunos miembros pijos de nuestra sociedad felina y algunas revistas en la que seguramente publicaran estas líneas como una protesta de nosotros los felinos. Les escribiré para ver si se atreven a publicarla.

 

DÍA 368 – Las revistas y la página web han accedido después de varias amenazas en su contra. Mis amigos felinos han presionado al encargado de la sección de tercipelo azul. Lo amenazaron diciéndole que si no me cedía lugar en esa sección para el mes de abril, su casa se convertiría en un albergue felino, con por lo menos, 300 integrantes.

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